sábado, 26 de abril de 2008

Sin título

1r día de cualquier mes de cualquier año a cualquier hora:

Me encuentro entre los árboles de un bosque desconocido, esta mañana me desperté aquí y aunque he dedicado todo el día a buscar algún indicio de donde puedo estar, la búsqueda no ha dado ningún resultado. No recuerdo nada, sólo mi nombre, Nei, y eso no me ayuda en absoluto, ni siquiera estoy segura de ello. Al amanecer me he visto envuelta en una manta de aire húmedo y bajo un frondoso árbol rodeado de sus familiares botánicos.
En los bolsillos de mi pantalón solo tenía esta libretita y un lápiz, nada más, la libreta en blanco y este minúsculo lápiz con el que escribo.
Hace poco encontré un árbol pequeño, algo raro, nunca lo había visto, es frutal, y de él he conseguido alimentarme el día de hoy y puede que el de mañana también, pero no muchos días más.

2º día de cualquier mes de cualquier año a cualquier hora:

Hoy desperté en un sitio completamente diferente, aún no lo acabo de entender, el paisaje de ayer estaba lleno de altas torres verdes y hoy más bien es todo lo contrario, ni una sola planta, ni un solo árbol. Debe de ser un desierto. Aunque lo de que no hay ni un solo árbol es una exageración, hay uno, el extraño árbol frutal que ayer encontré. Detrás de él y a todo su alrededor no se ve más que el horizonte, bajo mis pies diminutas piedras de color gris.
Hoy he hecho lo mismo que ayer, caminar, caminar y caminar. Y lamento decir que nada, sólo he podido comprobar que este mundo no es muy normal, he caminado en línea recta sin saber hacia donde me dirigía ni en que sentido, pues no he podido tomar ningún punto de referencia, y me he ido alejando del árbol. Después de un rato he girado la vista atrás y me he encontrado el árbol justo en frente de mí, tan cerca que hasta una de sus estrambóticas hojas llegaba a rozarme la nariz. He empezado a gritar y a dar vueltas alrededor de nada y después de un buen rato he parado y me he comido una de estas… estas… les llamaremos ries, que salen de este raro y único árbol que también bautizaré, con el nombre de… riero. Después de ello, de saciar mi hambre me he quedado tranquila, y entonces he cogido el papel, y a escribir. No entiendo ni mi tranquilidad, ni el día de hoy, ni el de ayer, y creo que tampoco el de mañana, ya veremos, ahora toca dormir, no hay sol, no hay luna, pero hay oscuridad.

3r día de cualquier mes de cualquier año a cualquier hora:

Creo que no hace falta decir que en efecto, no sé dónde estoy. Y hoy ni siquiera puedo pisar la tierra ni ver el horizonte, hoy todo es blanco, no hay suelo, no hay límites, eso sí, hay árbol. El riero me vuelve a acompañar, lleno hasta arriba de ries, no falta ninguno, está igual que el primer día. Este paisaje marea, me siento mal, no me apoyo en ningún sitio y a la vez no estoy incómoda, vuelo sin saber donde está el suelo. Como he dicho, me siento mal, pondré mi cabeza en lo blanco y mañana volveré a despertar en otro lugar.

4º día de cualquier mes de cualquier año a cualquier hora:
Al abrir un ojo he visto que no estoy en lo blanco, pero por desgracia el paisaje no ha cambiado más que de color, ahora es azul. Me gusta más, me recuerda al mar y al cielo, a las olas empujadas por el viento, y a unos ojos que no consigo recordar de quien son, no obstante los veo y son preciosos. Mi estómago ha empezado a quejarse por el hambre. Me he dirigido hacia el árbol que había a unos cuantos metros. Iba caminando sobre el aire, lentamente, con una sensación rara, pero después del día de ayer ya me voy acostumbrando. Al primer bocado que le he dado al rie he recordado la primera vez que lo probé, hace cuatro días. Recuerdo que hasta que no tomé el primer trozo me sentía exaltada, eufórica, y desde mi primer encuentro con el riero estoy mucho más tranquila. De momento no puedo evitar que me caigan lágrimas de miedo o de soledad, pero estas no hacen más que asustarme, las veo caer hacía lo blanco o lo azul que está bajo mis pies, hasta que se pierden en la distancia. Hoy empiezo a recordar, no quiero hablar.

5º día de cualquier mes de cualquier año a cualquier hora:

Ayer me dormí viendo como una lágrima desaparecía, como caía. Hoy me he encontrado con algo nuevo, hoy se oye música. Va a un ritmo lento, constante, de lejos se escucha una voz de mujer, que canta al tiempo que la música suena. No se entiende nada, lleva todo el día sonando, la misma canción, pero a pesar de mi esfuerzo no consigo reconocer el idioma.
Hoy por suerte hay suelo y cielo, se me ha hecho raro el poder caminar, alzar el pie y apoyarlo sobre una superficie, por fin normalidad. ¿Normalidad? Mejor dicho, por fín algo usual. Estoy en una isla, no demasiado grande, veo los extremos, hay la suficiente tierra para que quepamos el árbol y yo. Rodeados de agua, a mucha distancia de donde estoy puedo ver más tierra. Me gire hacia donde me gire veo tierra, su sombra es irregular, llena de altibajos. En algún momento de locura me he planteado nadar y nadar, pero es obvio que no llegaría, nadar nunca ha sido mi fuerte, no podría estarme días nadando sin descanso, este mundo es tan raro que quien sabe lo que puede pasar.

6º día de cualquier mes de cualquier año a cualquier hora:

Me vuelvo a despertar, vuelvo a observar el nuevo paisaje de mi alrededor, y a preguntarme dónde estoy. De nuevo veo el riero, otra vez como de su fruta, y vuelvo a escribir.
Estoy cansada, no le encuentro sentido a nada. Releo lo escrito los otros días y carece de coherencia, así que hoy dejaré de escribir, esta será mi última página. Después de horas de reflexión, recuerdo que siempre he dicho que la vida no tiene significado, y que eso es lo bueno de ella, existimos porque sí. ¿Por qué pasarse todos los días hasta el fín, dándole vueltas al enigma de nuestra existencia? ¿Por qué pasarme todo el día preguntándome dónde estoy? Si esto es un sueño despertaré, si es la realidad viviré e iré disfrutando de lo que a mi más me gusta, conocer sitios nuevos, y por supuesto gozaré de la fruta.

¿Por qué dejo de escribir? Porque sí.

2 comentarios:

Gastón Martorelli dijo...

Muy lindo texto.
Hermosa descripción de tu paraíso, o sueño, quizás tu utopía o el lugar donde te gustaría pasar el resto de tus días.

Muy poético y sensible. En algún momento siempre uno se pregunta para qué vivimos.
Afortunadamente, no hay respuesta y para eso vivimos. Cuando ya está la resolución de este dilema, no vale la pena seguir muriendo todos los días.

Abrazo fuerte. Me gusta mucho este blog.
Gastón

el-colectivo-imaginario.blogspot.com

Gise =) dijo...

Petita te tenia abandonada pero hoy me pondre al dia, lo prometo, jejeje.
Me encanto el relato, a veces aunque sepa donde estoy me siento así de descolocada. Creo que no tiene mucho sentido preguntarse para que vivimos porque si no nos perdemos la oportunidad de vivir. Es mejor dejar que la vida nos sorprenda, y dejarnos llevar.
Besikis y sigue escribiendo porque me encanta leerte!!!!!!!!!!