Hace bastante tiempo que no escribo acerca del optimismo y las alegrías de la vida. Es más, mi último post habla sobre una parte que no me gusta de la sociedad, y con el comentario de el objeto a que al final me dice: “y por ahí hay gente maravillosa que no es así”, me han entrado ganas de hablar sobre este tipo de personas, o sobre las cosas buenas que nos encontramos por el camino.
Cuantas veces nos han dicho: Tendrías que sentirte afortunado o tienes suerte! O cosas por el estilo? Y cuantas veces lo hemos dicho? Yo por lo menos bastantes, a veces necesitamos que nos lo recuerden. Creo que la gente que conozco tiene suerte, solo por el simple hecho de ir al instituto, tener gente que les quiere, vivir en un país sin dictaduras… etc. Pero tenemos la mala costumbre de compararnos con los que tienen más y entonces nos quejamos. Es fácil hacerlo, muy fácil. ¿Pero para que? Si nos paramos unos minutos a pensar sobre nuestras vidas deberíamos verlo claro. No tenemos motivos suficientes para quejarnos.
Todos hemos tenido y tendremos temporadas malas, nos pasarán cosas que podremos creer que no nos lo merecemos y es muy probable que así sea, pero eso no nos salva de que nos sucedan. No creo en un dios que nos castiga cuando lo merecemos y que nos ayuda si hemos sido buenos. En mi opinión la vida es como es y no va a cambiar. No escoge a quien dañar y a quien no, simplemente las cosas pasan. ¿Y porque ver la parte mala de lo que nos sucede? Personalmente creo que una persona que no haya pasado momentos malos en su vida le falta algo indispensable para vivir. Pasar por situaciones difíciles nos hace crecer muchísimo y nos hace valorar mucho más lo que tenemos y lo que vivimos.
Hay gente de mi edad que ha tenido que crecer mucho más que yo, y otra que ha crecido menos, no obstante a todos nos quedan muchas cosas por vivir y aprender.
Ese crecimiento nos ayuda a valorar las sonrisas de los amigos, las tardes sin hacer nada, las conversaciones interesantes, los abrazos, la naturaleza, las personas, las miradas, los besos, los encuentros inesperados, los momentos de felicidad, las risas, la música, las palabras…

Si has conocido a mucha gente como a la que describo en el post anterior sabes que bien sienta conocer a buenas personas, esas que piensan en los demás incluso antes que en ellos mismos, esas que a pesar de conocerte hace poco, te sonríen ampliamente, las que comparten sus ilusiones con los demás y dan todo lo que pueden de ellos mismos. Es bonito ver como hay personas que intentan superarse día a día, y como intentan crecer, ampliar sus horizontes, aprender.
Y es que hay gente realmente maravillosa que nos vamos encontrando por el camino.

fotos: rie